Memes, crítica y stickers. Formación de públicos para espectadores fragmentados

event, EVE.2021.06.01

24 marzo 2021 10:00 Virtual

Participan: 

Rafael Guilhem
Andrea Sánchez Rendón
Carlos Bonfil
Arturo Aguilar
Sergio Raúl López
Saraí Campech

Esta conversación propone reflexionar sobre la formación de públicos, en un contexto de multipantallas y de bombardeo de información en redes y medios de comunicación. El lenguaje de los memes y de los stickers, en contraste con las posibilidades de la crítica, en un torrente de imágenes y significados, que se sobreponen y se traslapan. ¿Cómo podemos establecer nuevos vínculos con los espectadores en el torrente de información? ¿Qué papel juega la crítica cinematográfica en este panorama?

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Crónica de la conferencia: "Memes, crítica y stickers: formación de públicos para espectadores fragmentados"

24 de marzo – Bajo el marco del Seminario El Público del Futuro” FICUNAM, se dio inicio a una jornada de reflexión titulada “Memes, crítica y stickers”, un espacio que reunió a periodistas, críticos y especialistas del cine para analizar el cambiante panorama de la crítica cinematográfica en la era digital. Con un título provocador, la charla prometía abordar cómo los formatos breves y virales —como memes y stickers— están redefiniendo la manera en que se forman y se relacionan los públicos con el cine.

La mesa contó con la participación de Andrea Rendón, Carlos Bonfil, Rafael Guilhem, Sergio Raúl López y Arturo Aguilar, quienes, desde sus distintas trincheras —medios digitales, prensa escrita, academia y curaduría—, compartieron sus reflexiones en un diálogo tan diverso como los formatos que se discutían.

Carlos Bonfil abrió el debate planteando cómo la pandemia aceleró una crisis ya existente en la crítica y la exhibición cinematográfica. Señaló la necesidad de una autocrítica profunda sobre el regreso a las salas y la importancia de apoyar circuitos independientes y salas alternativas, que han encontrado en las plataformas digitales una nueva oportunidad para llegar a públicos más amplios.

Rafael Guilhem aportó una mirada más escéptica: para él, los memes y la crítica operan en lógicas distintas. Mientras los primeros buscan “sobreentenderse”, la crítica debe someter las películas a una temporalidad más pausada, alejada de la inmediatez y el ruido digital. Advirtió sobre el riesgo de que el fenómeno en torno a una película opaque a la película misma.

Sergio Raúl López, por su parte, propuso entender los formatos breves como un “primer escalón” para generar curiosidad y conectar con nuevas audiencias. Destacó el potencial de plataformas como Clubhouse o Twitter Spaces para profundizar debates que inician con un meme, y celebró el resurgimiento de una red de cineclubes y salas híbridas que podrían consolidarse tras la pandemia.

Andrea Rendón, representando una voz joven y digital, compartió su experiencia al frente de Girls at Films, una revista en línea que da espacio a nuevas voces, especialmente de mujeres. Defendió el valor de los memes y stickers como herramientas de comunicación afectiva y comunidad, que —lejos de opacar la crítica— la complementan y la hacen más accesible.

Arturo Aguilar reflexionó sobre la horizontalidad que debería caracterizar hoy el diálogo crítico. Relató experiencias en cursos y redes donde el conocimiento fluye en múltiples direcciones, y donde el crítico ya no es un “gurú”, sino un promotor cultural que acompaña, comparte y también aprende.

Frente a la pregunta de cómo lidiar con la polarización y la agresividad en redes, varios coincidieron en la importancia de distinguir cuándo hay disposición al diálogo y cuándo no. “Si no quieres conversar, no hay nada que hacer”, resumió Sergio, mientras Carlos Bonfil enfatizó que el rol del crítico hoy es fomentar un pensamiento crítico, no imponer una verdad.

En el cierre, Rafael llamó a no perder de vista que el cine es tiempo, experiencia y cultura, y que su esencia no puede reducirse a lo medible o comercializable. Carlos Bonfil, en tanto, reivindicó al crítico como promotor cultural, alguien que estimula el deseo de saber más y de conectar el cine con otras artes y saberes.

Conclusión:

La charla dejó claro que, lejos de ser enemigos, memes, stickers y la crítica pueden coexistir en un ecosistema cultural diverso y necesario. Los formatos breves y virales sirven como puentes para captar atención y construir comunidad, especialmente entre las nuevas generaciones. Sin embargo, la crítica tradicional —con su rigor, investigación y profundidad— sigue siendo indispensable para dotar de sentido y contexto esa misma conversación.

El desafío actual parece ser el de tender puentes sin perder la especificidad: usar el lenguaje de las redes para conectar, pero sin renunciar a la reflexión pausada que el cine como arte exige. En un mundo de pantallas y audiencias fragmentadas, la formación de públicos pasa tanto por un GIF divertido como por un ensayo bien argumentado. La clave está en no confundir el medio con el fin: se trata, al final, de seguir amando y pensando el cine, en todas sus formas.