Del público al usuario: disputando las infraestructuras en un orden visual acechado

18 marzo 2021 10:00 Virtual

Conferencia por Alberto López Cuenca

El estudio teórico y empírico de los medios y las tecnologías de la comunicación ha prestado en la última década especial atención al concepto de “infraestructura”. Dicho “giro infraestructural” parte de una crítica a ideas tradicionales de la infraestructura –que la circunscriben a lo monumental, estático y utilitario– para elaborar concepciones alternas que enfaticen los procesos de socialización, cuidado constante y gobernanza, así como la interacción compleja entre agencias humanas y no humanas. Las prácticas artísticas han adquirido un destacado papel en esta coyuntura, por lo que esta presentación propone abordar algunas de las posibilidades que se abren a debate a la estela del referido giro infraestructural.

¿Qué ocurre si pensamos la Historia del arte, las artes visuales o las prácticas cinematográficas como estrategias para infraestructurar? ¿De qué modos las formas que toman esas prácticas infraestructuran (como verbo) experiencias, conocimientos, relatos, cuerpos y subjetividades? ¿Puede esto hacerse de otras maneras? Una de las escalas en las que opera el giro infraestructural desplaza al público como receptor en favor de una radicalización de la figura del usuario, que reimagina, se apropia y modifica los usos de las distintas infraestructuras. ¿Qué posibilidades de prosperar puede tener esto en un régimen visual marcadamente digitalizado e hipervigilado donde se ha celebrado –y entendido– la participación tan superficialmente?

Crónica de la conferencia "Del público al usuario: disputando las infraestructuras en un orden visual acechado”

18 de marzo 2022 — En el segundo día del seminario "El público del futuro", el filósofo Alberto López Cuenca desplegó una crítica contundente contra la manera en que entendemos las infraestructuras culturales, en una charla que resonó como un llamado a la rebelión frente a la ilusión del acceso digital y la pasividad del espectador.

El gran giro: de espectadores a usuarios

La conferencia comenzó con una provocación: debemos dejar de llamar "público" a quienes participan en la cultura y empezar a llamarlos "usuarios". López Cuenca, con la calma de quien explica algo obvio que todos hemos ignorado, desmontó la idea burguesa del siglo XVIII que concibe al público como un grupo de personas que presta atención en museos o teatros.

"En la economía de la atención actual", dijo, "lo escaso no es la cultura, sino el tiempo. Las plataformas digitales no quieren tu dinero, quieren tu mirada".

El espectáculo digital: luces y sombras

Mostró dos imágenes emblemáticas: una pintura del siglo XIX donde un público diverso pero elegante contemplaba obras en una galería, y una foto reciente del Louvre donde todos fotografían la Gioconda con sus celulares. "Ahí está la trampa", señaló. "Pensamos que participamos, pero solo alimentamos algoritmos".

Criticó con dureza los megaproyectos culturales como el Museo Internacional del Barroco en Puebla: "Edificios faraónicos que se construyen antes que los programas curatoriales, como si la infraestructura por sí sola generara cultura".

Las cinco claves de la infraestructura que no vemos

El investigador enumeró lo que él llama "el giro infraestructural":

1. Es multiescalar: opera desde el código binario hasta el satélite
2. Es relacional: crea vínculos sociales
3. Es desigual: no todos tienen el mismo acceso
4. Requiere mantenimiento: como un jardín, hay que cuidarla
5. Tiene costo ecológico: la nube contamina

Los comunes: la esperanza en lo colectivo

Frente al fracaso de lo público-estatal y lo privado-comercial, López Cuenca propuso recuperar "los comunes": ese espacio híbrido donde una colectividad gestiona directamente un recurso. Puso ejemplos que resonaron en la audiencia: desde los ejidos mexicanos hasta Wikipedia.

"Los comunes digitales son posibles", afirmó, "pero requieren tres elementos: un recurso, una comunidad y una forma de gobierno colectivo. No basta con poner contenidos en línea".

Contra el espejismo del "acceso libre"

Uno de sus ataques más certeros fue contra la obsesión institucional por "dar acceso" a la cultura digital: "Subir archivos a internet no es democratizar la cultura. Es como tirar libros desde un helicóptero y esperar que la gente se eduque".

La verdadera tarea, insistió, es la mediación: crear contextos donde ese acceso se convierta en apropiación significativa.

El cierre: un llamado a la acción

En el tramo final, su tono se volvió urgentemente poético: "Hay que robarle tiempo a las máquinas de destrucción del tiempo. Dedicarlo al cuidado, al aprendizaje colectivo, a construir complicidades".

Citando a John Berger, concluyó: "Nuestra tarea es desmontar la cultura que nos formó, para hacer espacio a otros mundos posibles".

La conferencia terminó, pero la sensación entre los asistentes fue que algo se había puesto en movimiento. No fue solo una charla, sino una invitación a repensarlo todo: desde cómo miramos una película hasta cómo habitamos internet. El futuro del público, parece, está por escribirse.